Las muestras analizadas por el CSIC lo confirman.
Entre los días 28 de octubre y 2 de noviembre de 2010 tuvo lugar en Tauste la apertura de una cata bajo el pavimento de la Avenida Obispo José Mª Conget, promovida por el Ayuntamiento y la Asociación Cultural “el Patiaz”, bajo la dirección del arqueólogo D. Francisco Javier Gutiérrez González, con el fin de descubrir la naturaleza de los enterramientos que venían apareciendo en esta zona.
Contra la creencia general de que simplemente se trataba de unos enterramientos correspondientes a una epidemia de cólera de finales del siglo XIX, en tan sólo 10 m2 de superficie y a unos 50 cm de profundidad, aparecieron cuatro tumbas, cuya tipología despejó enseguida las dudas de su origen islámico: enterrados sobre el costado derecho y la cara orientada hacia la Meca, lo cual permitió una primera datación comprendida entre los siglos VIII y XII. La supuesta densidad de enterramientos de esta necrópolis y la extensión considerada para la misma (según manifestaciones de los vecinos de la zona) hace suponer para Tauste una población importante en la época anterior a su incorporación al reino de Aragón.
La noticia fue acogida con mucha curiosidad, pues siempre se había considerado que Tauste, antes de la llegada de Alfonso I el Batallador, era un núcleo de escasa importancia y sin apenas población, sin embargo suponía un fuerte espaldarazo para las nuevas teorías acerca del origen de la torre de Santa María, según las cuales, ésta no sería construida a finales del siglo XIII como un campanario mudéjar (como dice la historiografía oficial), sino que, en realidad, habría sido el alminar de la mezquita que en ese lugar tuvo que haber y que, por tanto, su datación más probable se situaría en el siglo XI. La oposición a admitir el origen “zagrí” de la torre se basaba, principalmente, en la ausencia de datos que evidenciaran la presencia de esa población importante en aquella época que, a partir de la apertura de esa cata, se abría ante los ojos de todo el mundo.
Sin embargo, ahí no terminaron las sorpresas. Se recogieron restos de tres de las tumbas y se enviaron al CSIC para su datación mediante las pruebas del Carbono-14, cuyos resultados indican que el enterramiento de la tumba 2 pertenece al periodo de tiempo comprendido entre la segunda mitad del siglo VII y los tres primeros cuartos del siglo IX, otro (tumba 3) entre los siglos IX-X y el de la tumba 1 más centrado en el siglo X. Hay que tener en cuenta que este tipo de pruebas no arroja fechas exactas, sino un margen de años que, curiosamente, resulta ser más exacto cuanto más antiguos son los restos.
En el caso de la tumba 2, sería enterrado a partir de 714, pues es en este año cuando se islamiza la población residente en el Valle del Ebro como consecuencia de la conversión al Islam del conde Casius (visigodo o hispanorromano), señor de todas estas tierras. Como dato curioso, el personaje de esta tumba 2 era un varón de edad comprendida entre los 30 y 45 años y de 1.75 m de estatura (casi un gigante para su época) y constituye la fecha absoluta más antigua para un individuo enterrado mediante rito islámico en Aragón.
La explicación dada por el arqueólogo para esta dispersión de fechas en tan poco espacio de terreno consiste en que, al principio, empezaban a enterrar con unas distancias más o menos holgadas, pero cuando el cementerio iba adquiriendo unas dimensiones importantes, iban intercalando enterramientos entre los ya existentes.
El vuelco que todo ello supone para la reconsideración histórica de los orígenes de Tauste es espectacular, pues, si hasta ahora se le había supuesto de fundación musulmana, la existencia tan temprana de un cementerio indica que, cuando esta región se islamiza (año 714), Tauste ya era una población estable y asentada.
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